El ordeño tradicional es una labor que comienza a ser una rareza, una labor en extinción. Actualmente las exigencias higiénicas y las nuevas pautas sociales han hecho que esta labor se vea desplazada.
La manera tradicional de ordeñar una cabra, una oveja o una vaca ha sido siempre plegando el pulgar de la mano hacia el interior de esta y cerrando los demás dedos hacia el interior de la mano a la vez que se ejerce presión hacia abajo, oprimiendo así el pezón del animal y extrayendo así la leche.
Al plegar el pulgar se genera espacio en el interior de la mano, lo que obliga a los demás dedos a quedar más abiertos, evitando así los pellizcos en el pezón del animal y favoreciendo el ordeño, ya que de lo contrario el animal no dejaría de moverse y podría derramar la leche o causar algún daño.
Este tipo de labores son propias de zonas rurales y de pequeñas explotaciones, siendo la expresión mínima la cuadra adosada al hogar familiar, modelo de explotación también en extinción debido a razones higiénicas y presiones sociales (olores, ruidos y demás).